miércoles, 7 de diciembre de 2016

CENTENARIO DE LA LEY DE PARQUES NACIONALES.


 Coincidiendo con el centenario, reproducimos este artículo que ya salió publicado en el boletín de Animal Press, hoy tristemente desaparecido.




 DEFIENDE TUS PARQUES NACIONALES.

"El instinto del triunfo, la conquista, se apoderó de nosotros; subíamos con ansia, no reparábamos en los peligros y no nos decíamos una palabra; todo sonreía a nuestra ambición desmesurada, y cuando el embudo se abrió y la vertical empezó a dejar de serlo, yo me desaté la cuerda, que abandoné al Cainejo, pasé a éste, y saltando, loco, ebrio de placer, dí el más formidable ¡ hurra ! que diera en los días de mi vida."

 El que escribiera estas líneas no era otro que don Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós , marqués de Villaviciosa, el día 4 de agosto de 1904, cuando acompañado por Gregorio Pérez, el Cainejo, consiguieron hacer cima en el Naranjo de Bulnes. Quiero pensar que aquel día, colgado de la bermeja mole del Picu Urriellu y contemplando la grandeza de los Picos de Europa, una idea cruzó por la mente del marqués. Proteger nuestra naturaleza. Crear santuarios. 

 Hombre de mundo, filántropo, tirador olímpico, persona culta  y gran orador,( vamos, igualito a los que tenemos ahora apoltronados en nuestras instituciones) consiguió, tras una emotiva intervención en el Parlamento, que se promulgara la primera ley de Parques Nacionales del mundo. Eso sería el 7 de diciembre de 1916:

 “Si para proteger el arte el Estado declara los Monumentos Nacionales, para proteger la Naturaleza debería declarar los Parques Nacionales. Un castillo, una torre, una muralla, un templo, un edificio, se declara Monumento Nacional para salvarlo de su destrucción. ¿Y por qué un monte excepcionalmente pintoresco, con sus tocas de nieve, sus bosques seculares, su fauna nacional y sus valles paradisíacos no ha de ser declarado Parque Nacional para salvarlo de la ruina? ¿No hay santuarios para el arte? ¿Por qué no ha de haber santuarios para la Naturaleza?”

  Y así nacieron nuestros Parques Nacionales, comenzando por el de la Montaña de Covadonga. A día de hoy, desde el mirador de Ordiales, el espíritu de don Pedro Pidal tiene que estar contemplando con inmensa tristeza el incierto futuro que les aguarda a nuestros Parques Nacionales. Leyes que no son más que una pantomima para dar cobertura a lobbys de amiguetes, leyes que castigan al montañero, al senderista, al pastor tradicional, al ciudadano de a pié que busca encontrar un poco de serenidad al socaire de las montañas. Leyes que en definitiva, han olvidado el espíritu con el que fueron creados los Parques Nacionales y sólo pretenden que hagan caja los de siempre a costa del patrimonio de todos. En cualquier país del mundo, decir Parque Nacional es decir conservación sí o sí, es decir santuario. Es hablar de un aula abierta a todos donde enseñar respeto a la naturaleza. Pero no, aquí no. Spain is different. Aquí se permite a una empresaria hacerse un chaletazo en medio de Cabañeros, aquí, con dinero público, se persigue hasta el exterminio al lobo en Picos de Europa, con la pobre excusa de que provoca daños al ganado, aquí se permite subir miles y miles de reses a los pastos de verano sin un mínimo de vigilancia y sin que haya un triste estudio sobre la capacidad de carga del ecosistema. Aquí se aprueba el Parque Nacional de Guadarrama, y todas las actuaciones están orientadas a hacer negocio, a aumentar las infraestructuras para que se pueda meter más gente a capón, quedando la partida asignada para  conservación en un misero 5%.. Un parque temático, vamos. Por no hablar de que llevan 11 años sin convocar oposiciones a agente medioambiental, y a este paso los que nos vamos a encontrar por el monte van a parecer el abuelito de Heidi. Y para guinda del pastel, se aprueba una moratoria hasta 2020 que autoriza la caza en los Parques Nacionales.Y vamos a cruzar los dedos, porque hay proyectos de prospecciones, minas, urbanizaciones y hasta estaciones de esquí. 

 La superficie de nuestros Parques Nacionales abarca el 0'06% del territorio. ¿ Es tan difícil dejarlos en paz? ¿ No se ha destruido ya suficiente nuestra naturaleza?
¿ Negocio a ultranza cubierto con el manto verde de la conservación, o conservación real? Para cerrar, os dejo un extracto de una carta mandada por don Pedro Pidal al ministro de fomento de aquel entonces, a raíz de la construcción de una presa hidroeléctrica en Ordesa, Ese es el espíritu de la conservación.

“Si hay aprovechamiento,hay profanación.
Un santo Cristo con un par de
pistolas, hace mejor maridaje ciertamente que un
Parque Nacional con un salto de agua aprovechado. La
consagración de la virginidad de la naturaleza, de la
hermosura y vida de las cascadas en un lugar determinado,
es la condenación de las presas, canales, casas de
máquinas, etc… que la destruyen. O lo uno o lo otro”.

Felipe Requena

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