lunes, 28 de julio de 2014

Investigación: Carne de Ávila. ¿ El futuro de la ganadería en peligro?



 En los últimos tiempos estamos asistiendo a una campaña para crear animadversión y alarma social en torno a la figura del lobo. Titulares como " ataques de hordas de lobos" o "ganaderos en peligro de extinción" tampoco ayudan a crear un clima de diálogo para buscar soluciones. Algunos ya han decidido que el lobo es culpable, y ha de pagarlo con su vida, por muy protegido que esté al sur del Duero.


Declaración de intenciones.

  El retorno del lobo a sus antiguos territorios por regla general siempre ocasiona conflictos. Todavía estamos arrastrando hoy los daños causados por la Junta de Extinción de alimañas. La estricnina convirtió grandes zonas de España en desiertos de depredadores, y el pastoreo y la ganadería tradicional fueron sustituidos por el régimen extensivo, desapareciendo al mismo tiempo usos ancestrales y mastines. Y en Ávila y en general en toda CyL está ocurriendo eso mismo. En una zona sin depredadores es mucho más fácil dedicarse a la ganadería, aunque sea como segunda actividad, como bien demuestra el siguiente gráfico.

Datos de la propia UPA

 Casi 50.000 perceptores de ayudas de la PAC no se dedican como actividad principal a la agricultura o ganadería. así, es difícil atender al ganado.

 Y tras todas esas denuncias de ataques, esos miedos por el futuro del sector, nos hemos puesto a investigar  las cifras dentro de la denominación geográfica protegida " Carne de Ávila". Si bien es cierto que no toda la producción se circunscribe a la provincia, habiendo también explotaciones en Tarragona , Castellón, Córdoba, Teruel, Ciudad Real, Guadalajara, Madrid, Segovia, etc. Observando el gráfico abajo expuesto, procedente de la propia página " Carne de Ávila", podemos ver en los últimos años, en plena crisis, un crecimiento difícil de ver en cualquier otro sector. 
¿ Donde está el declive?



 Hoy, el lobo está volviendo, y cada uno es irremplazable. Se ha demostrado por activa y por pasiva que la convivencia no es sólo posible, sino también necesaria. Se ha demostrado que los mal llamados "controles de población" sobre el lobo no sólo no disminuyen los daños en la ganadería, sino que los aumentan. Ahora toca dejar de lado de una vez por todas los discursos alarmistas y ponernos todos los implicados a buscar soluciones de convivencia definitivas. Dejemos que el lobo cumpla con su cometido de mantener el equilibrio en el ecosistema. Ayudemos a los ganaderos a implantar medidas de convivencia. Y expliquemos a las autoridades que no se juega con el patrimonio de todos a cambio de un puñado de votos.